Acción en primera persona de corte bélico, para este título situado 10 años después de un colapso económico en los Estados Unidos y la posterior invasión de tropas Coreanas.
La acción bélica según Kaos Studios llega a consolas de la mano de Homefront, el nuevo título de los creadores de Frontlines. Un videojuego mucho más compacto que su predecesor, que sabe encontrar su personalidad en un género en el que precisamente si algo sobran son los clones.
Con enorme expectación esperábamos la llegada de Homefront, y es que el título de Kaos Studios prometía una visión cruda y descarnada de los ya algo anquilosados conflictos bélicos, que tan habitualmente salpican los videojuegos de consolas y PC en los últimos tiempos tras el fenómeno Call of Duty.
El nuevo lanzamiento de los creadores de Frontlines: Fuel of War es un videojuego netamente superior a su precedente, mucho más compacto en lo tecnológico y visual y, sobre todo, más divertido y con un afán por aportar un soplo de aire fresco con su concepto y planteamiento al encorsetado FPS. No es que Homefront sea revolucionario, vaya eso por delante, pero sí es precursor en mostrar la guerra de forma cruel, despiadada y áspera sin renunciar por ello a un formato puramente mainstream que les ayudará a obtener buenos réditos comerciales.
Convertido en un shooter muy notable, esta aventura enmarcada en un escenario ficticio pero relativamente plausible, ve claramente que las fortalezas de un juego de estas características residen en su multijugador, y ofrece una campaña francamente interesante aunque algo breve aderezada sin embargo por una faceta on-line muy superior. Al igual que en Frontlines, Kaos Studios tiene fantásticas ideas para la experiencia de juego competitivo, aunque en esta ocasión ha contado con recursos y pericia superiores para conseguirlo.